sábado, 14 de noviembre de 2009

Namaste

Namaste Kathmandu es el restaurante nepalí donde curraba. 5 meses allí te dan a pensar.
Para empezar a buenas, nunca llamemos “indios” a los nepalís. Aunque parezca mentira, Nepal es país y todo. Tiene hasta sus 28.287.147 habitantes.

Hablemos de mis nepalís.
Hay 3 socios en el cotarro:
-Kadam, el manager. Mi jefe. 29 años. Casado con mujer nepalí. 2 hijos. Me adora (y yo también a él). Siempre hay buen momento para preguntar algo sobre Nepal y ya está en el bote.
-Bimal, el chef. 36 años. Casado. 3 hijos. Tiene las manos amarillas de trabajar con curry (bueno todos los de la cocina tienen las manos así). Siempre y sin excepción me pregunta “How are you Paula, are you ok?”. Siempre.
-Pravesh, el tercer y último socio. Ahora esta en el otro restaurante “Namaste Nepal” (originalidad ante todo. El próximo será Namaste Kadam) Cuando puede se pasea por allí. Le gusta mandar. No lleva ni uniforme ni nada, le mola que la peña sepa que él manda. Todavía no se muy bien por que, pero todo el mundo le llama “Boss”. No confundir con “the boss”, sino Boss, a secas. Have you seen Boss? Mola mil llamarle así. Siempre y casi sin excepción se despide de mi con un “Hasta la vista Baby”
-Prem, camarero de alto nivel. Novia escocesa. Es la tranquilidad y parsimonia en persona. He estado mas de 3 meses llamándole Prim y nunca me corrigió. Nunca lo he visto enfadado con nadie. Nunca ha mostrado esa clase de signos. Siempre y sin excepción, cada día que nos vemos por primera vez soltamos un “Namaste” –a ver quien lo dice antes-. Me encanta saludarle. Con las dos manos y todo, como rezando
-Niroj, -pronunciación Niros- camarero de alto nivel. 25 años. Soltero. Es envidiable la rapidez y la fuerza que tiene este hombre para servir y recoger platos al mismo tiempo. Aunque diga lo contrario, le encanta trabajar alli. Para mi gusto: excesivamente gentleman.
-Ravi, camarero igual de pringui que yo. 24 años. Soltero. Indio. Sorprendentemente contratado por nepalís. Y sin quejas. Las últimas semanas había tan poca faena que jugábamos a preguntarnos capitales.
-Hussain, segundo cocinero. Su nombre me lo aprendí hace una semana. Resulta que todos le llaman “Mambo” (imaginad la cara que puse yo la primera vez que lo oí). Pero mi primera decepción fue saber que no era su nombre, sino que en nepalí significa “uncle”. Aunque me daba igual. ¡A este tio le llaman Mambo! Sin embargo, mi segunda y última decepción decayó cuando me dijeron que se pronuncia Mamo. Yo le sigo llamando Mambo. Siempre se está riendo y con lo bajito que es, no me puede caer mal.
-Furba, cocinero ayudante. Es relativamente nuevo. Ha subido 6 veces el Everest. A mi me encanta este hombre. Tiene una cara tan de bueno… que piensas “es que no tiene maldad ninguna”. Alguna vez alguien ha hecho la gracia de llamarle Curva, pero si lo digo yo no se enfada.
-Chris, kitchen porter. Polaco. 56 años. Ha estado casado varias veces. No tiene ni idea de inglés, pero aun así hace bien su trabajo (aunque no me extraña porque todo quisqui habla en nepalí). Le encanta beber vodka o whisky.
-Danka, barwoman. Polaca. 35 años. Una hija. Esta saliendo con Chris, a pesar de la enorme diferencia de edad. Mi única compañera femenina en el restaurante.
-También he trabajado con un tal Prakash, que me dijo que en Nepal era profesor; un tal Jose, del cual no he vuelto a saber nada de él; y Uma (como Uma Thurman). Este tenía novia escocesa, según me dijeron, decía que tener novia escocesa es muy difícil. Solo hacen que beber, fumar y gastar dinero (dato: segunda vez que oigo esto de novios no-escoceses).

Y luego estaba yo...

lunes, 9 de noviembre de 2009

Scottish proud

Hoy me ha pasado algo muy raro. Pero bonito a la vez.

He ido a currar a un sitio donde ya había estado más veces. Es muy tradicional. Llevamos pajarita y chaleco. Servimos la comida con pinzas y los eventos que se suelen hacer son muy de gente scottish total.

Mientras saludaba a los clientes en posición camareril, iba mirando el vestuario de la peña. Muchos llevaban la falda* escocesa, con sus calcetines, la espadita y tal. Completito. Entonces me ha venido a la mente el sentimiento de orgullo que tienen los escoceses. No sé si llamarlos patrióticos… pero ese amor por Escocia –que no Inglaterra, por favor-. Tan orgullosos de su cultura… cosas tan tradicionales como las gaitas o llevar falda a cuadros que todavía se mantengan (unos tenemos toros, otros tienen faldas, qué le vamos a hacer).
Pero ahí donde los veis, ese patriotismo no tiene nada que ver con el típico rechazo a los extranjeros del rollo “nos vienen a quitar el trabajo” y esa clase de chorradas. He visto escoceses respetando a camareros indios y tratando con clase también a polacos (lo sé las comparaciones son y serán odiosas, pero me gustaría ver cómo tratan otros países a un camarero chino o rumano, ejem ejem).

De repente, justo en frente mía, empieza un escocés (con uniforme scottish completo) a tocar la gaita. Hasta ahí todo normal, porque aquí por la calle es normal oír gaitas a todas horas y en muchos de los eventos donde curramos hay escoceses venga a tocar la gaita (además siempre SIEMPRE es la misma canción, que por cierto era precisamente esa la que estaba tocando). Sigo la canción con un movimiento de pie inconsciente. De repente… siento algo… se me ha juntado todo eso que estaba pasando por mi mente, todo ese rollo del scottish proud + ver al escocés con la gaita + la canción… y noto algo… se me eriza la piel. ¡Se me eriza a saco!