lunes, 13 de julio de 2009

Paco

Paco tiene 60 años, pelo gris, más largo de lo habitual para su edad. Le faltan la mayoría de los dientes (no sé todavía muy bien por qué), pero sigue sonriendo. Trabaja conmigo en el restaurante italiano. Lleva 3 años. Imaginaros cómo sería trabajar con vuestro abuelo.
Probablemente te repetirá 3 veces (en el mismo minuto) las cosas que tienes que hacer. Si no te pones a hacerlo inmediatamente, lo hará él.
Se quejará de todo. Absolutamente de todo durante todo el tiempo. De los clientes en general, de los clientes habituales, del jefe, de la manager, del personal...
Sus frases más habituales suelen ser:
- Hoy trabajo 13 horas
- Estos [el jefe y la manager] no tienen vergüenza
- ¡Ni que yo fuera el jefe!
- Siempre viene un cliente a última hora a tocarte los cojones...


O ha llegado a soltar perlas como:
“Mira a la abuela [la dueña], siempre pegando gritos. ¡Y se mete en todo! ¿Has visto la ropa? Da igual que estén forraos, siempre lleva el mismo vestido de hace 30 años.”

“Psss... se cree el gilipollas ese [cliente] que le voy a hacer reverencias... ¡Ni al general Francisco Franco Bahamonte! (...) yo estuve en el calabozo, ¿sabes?”

Por supuesto, te enseñará una foto de su nieto sin haberlo preguntado.
“Menos mal que me quedan 3 años para jubilarme...”
Menos mal, Paco.

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